jueves, 17 de marzo de 2011

Will Wheaton: Aeofel (o cómo no abandonar la interpretación del personaje.)

   Les presento un articulo tomado directamente del libro "Guía Estratégica del Jugador" de Calabozos y Dragones 4ta. Edición. Will Wheaton es un heroe de la cultura friki, defensor de sus derechos y guía moral de la comunidad. Con una carrera artística de más de 20 años, Wheaton siempre es capás de introducir un poco de su afición por la actuación para enriquecer las partidas de Calabozos y Dragones que tanto disfruta.




“¡Aofel! Gritó Binwin. “¡A POR ÉL!”
Aeofel ya sabía que no se detendría por nada hasta que Leer -el blanco de su Juramento de Enemistad- fuese capturado o muerto, pero las plegarias de su amigo solo fortaleció su convicción. Dejó atrás a sus camaradas enfrascados en combate con enormes bestias metálicas para perseguir a su enemigo elegido.
“Tu muerte no será sutil,” dijo Aeofel, desenvainando una daga de su bota y lanzándola violentamente hacia la garganta de Leer. La daga voló por el aire y... ¡se detuvo! ¿Más magia?
No -Aeofel vio el ligero contorno de un cubo gelatinoso mientras este engullía la daga. Leer sonrió con malicia y escapó, saliendo de la vista. “Rhachon Le!” maldijo Aeofel mientras sorteaba al cubo y corría tras su adversario.
Ahora Leer estaba parado cerca de la puerta de la Mansión Ambershard, con un rastro de sangre tras él. Sacó una daga de su cinturón. Los sentidos Eladrin de Aeofel se encresparon en anticipación, pero cuando la hoja dejó la mano de Leer, voló no hacia el Vengador, sino que cruzó la habitación hasta impactar un enorme gong.

Leer gritó algo hacia Aeofel y cojeó hasta la puerta, pero el eco del gong fue lo único que el Vengador pudo escuchar. No importa, pensó Aeofel, acabaré con él, por Binwin, por el Clan Bronzebottom, y por Melora. Aeofel se lanzó tras Leer en singular persecución, con su mano empuñando su espada mientras preparaba el golpe final.
De improvisto, el piso cedió, y una vertiginosa sensación de peso muerto se transformó rápidamente en terror. Aeofel miró hacia abajo y vio el brillante y verdusco ácido justo antes de que cayera en el.
¡BINWIN! ¡No diriel! ¡Ayúdame!” gritó suplicante Aeofel mientras forcejeaba en vano por aferrarse y escalar fuera del pozo con la pared lisa. El ácido correó a través de su armadura y empezó a carcomer su piel. Un humo ocre acompañó a sus gritos de agonía, llenando el aire a su alrededor anunciando la llegada de la muerte.
Con su último aliento, Aeofel rezó, “Melora le suilon,” mientras el mundo a su alrededor se desvanecía en la oscuridad.

En la tercera serie del popular podcast de Penny Arcade D&D, mi personaje, Aeofel Elhronmnnë, encontró una muerte poco heroica, sucumbiendo ante un trampa en Ambershard Manor. Aunque solo había jugado con él pocas veces, tuve un sentimiento de pérdida que duro por días después de que la sesión terminara. (Y algunas personas dicen que Calabozos y Dragones es “solo un juego”. Tengo lástima por esos tontos mortales.)
Aeofel no es mi primer personaje que muere porque los jugadores separaron al grupo, y no será el último, pero su muerte fue un ejemplo muy público sobre la mortalidad de los personajes. Cuando ese episodio del podcast salió al aire, recibí cientos -tal ves incluso miles- de mensajes en Twitter, por e-mail, y en mi blog. Muchos fueron consoladores, y muy apreciados, pero un número substancial de ellos eran alguna variación de “eso es lo que te pasa cuando separas al grupo, tarado.”
Una parte de mí estaba de acuerdo, pero cuando pude pensarlo, no podía estar más en desacuerdo. Sí, Aeofel murió en parte porque me separé del grupo. Pero más que eso, el murió porque yo estaba comprometido a interpretar al personaje que yo había creado, haciendo lo que el habría hecho en la historia, en lugar de realizar la opción táctica obvia.
Aeofel era un Vengador. Donde un paladín trae confort a los afligidos, el vengador trae venganza y furia a los que afligen. Cuando creé a Aeofel, decidí que, una vez que eligiera un blanco y realizara su Juramento de Enemistad, no se detendría por nada hasta que su objetivo cayera.
Si me hubiese adherido a la segunda regla de los RPGs (la primera es “Nunca recojas a un pato en un calabozo”), yo nunca habría dividido al grupo y Aeofel nunca habría perseguido a Leer. Pero Aeofel había realizado su Juramento. Había ahuyentado a Leer. Estaba ensangrentado y había ofendido a Melora. Y finalmente, Binwin le había implorado que fuera “a por él”. Binwin era el único Enano en el mundo que Aeofel podía llamar su amigo, y Aeofel era intensamente leal a aquellos que consideraba cercanos a él. Aeofel no tenía otra opción más que perseguir a Leer y terminar en un pozo de ácido.
Cuando nuestros personajes se encuetran en un verdadero peligro de morir, nos olvidamos de la parte interpretativa de los juegos de rol. Es entendible que queramos mantener con vida a nuestros personajes. Han pasado sus vidas enteras con nosotros, después de todo, así que estamos bastante apegados a ellos. Hacemos cualquier cosa para protegerlos, como cualquier buen padre haría.
Pero para que nuestros personajes se conviertan en algo más que números en una pieza de papel, para que los combates que recontemos a nuestros amigos y a nuestros compañeros no-jugadores sean algo más que mover miniaturas y lanzar dados, y para que nosotros nos demos cuenta del verdadero potencial de los juegos de rol como narración colaborativa, debemos forzar nuestra imaginación, comprometernos con nuestros personajes, y romper las reglas inquebrantables para servir mejor a la historia.
No he tenido a un personaje morir en... no estoy seguro desde hace cuanto exactamente. No desde que era un adolescente, ciertamente, e incluso entonces, los personajes no estaban muertos muertos, porque todos manteníamos mechones de cabello en jarrones especiales marcadas “En caso de muerte, romper el cristal y revivir.” Pero Aeofel esta, en verdad, estoy-completamente-seguro-de-esto muerto. Podría regresar como un espíritu, pero si lo hace, el cambiaría por la experiencia. Si es posible, y 30 años de experiencia en actuación me lo dicen, Aeofel sería incluso más serio, y mucho más dramático.
Arrepentimiento? Sí, obviamente. Mi personaje está muerto, pero murió haciendo lo que amaba -lo que debía hacer. Estoy feliz de ser fiel a las creencias de Aeofel y haberlo interpretado en la forma que lo escribí.
Así que recuerden niños: Nunca separen al grupo... excepto cuando tengan que hacerlo.

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